A Mariana, gracias por
confiarme tu pasión
No
tengo explicación y eso es lo más bonito. A veces me parece que pensamos que
las explicaciones van a revelarnos algún secreto sobre la felicidad y su
receta. Pero para mí, es todo lo contrario. Creo que son las cosas que no
logramos expresar en palabras, que no nos caben en el molde de las ideas
lógicas, las que realmente nos llenan. Son esas las que hacen parte de la
receta, si es que existe alguna.
Sobre todo lo siento con el fútbol. Me pasa cuando
me exigen explicaciones porque soy una mujer aficionada a un deporte que los
hombres creen suyo, como si no entendieran lo tonto de pensar que la pasión
conoce de géneros.
Entonces no se los explico, no se los explico cuando
me lo preguntan, cuando me miran intentando esconder el asombro y me dicen
“pero por qué te gusta”. Me limito a sonreírles y les respondo que no sé. A
veces porque me gusta confundirles lo que creen que está establecido,
revolcarles las ideas. Pero realmente es porque no necesito explicárselos, ni a
ellos ni a nadie.
Porque finalmente no necesito más explicación que la
energía que me recorre el cuerpo cuando estoy sentada con mi camiseta frente a
la cancha. Porque me basta la sensación inexplicable que no me deja controlar
los gritos y que me hace sentir conectada a algo que es cien veces más grande
que yo.
Sara Betancur Carvajal
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