jueves, 9 de junio de 2016

Simple








A Sara, gracias por recordarme
el verdadero mensaje del viento.


             Ese día lo entendí. Fue como si realmente un pájaro me lo hubiera dicho. Como si me hubiera perseguido hasta encontrarme, solo para posarse en mi hombro y susurrarme al oído.
Estaba sentada en la calle, porque a veces las sillas se me antojan inservibles. No había nada de especial en ese día, el cielo lo cubría todo y el ruido de los carros contaminaba la brisa. Cuando lo sentí andaba perdida en otras cosas, en momentos de otros tiempos que ya no me pertenecen.

Quisiera decir con exactitud el qué y el cómo pero me resulta imposible, entonces me limito a explicarme a mí misma que fue un pájaro, porque los pájaros son del viento y hablan todos los idiomas. Me digo que llegó hasta mi hombro, acercó su pico a mi oído y le escuché decirme: “Sara, la vida es simple y es bonita”. 

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