jueves, 1 de enero de 2015

"¿Será posible que una hormiga baile?"

“Yo no tengo buena memoria, no ve que se me olvidó almorzar hoy”, contradice Memo Ánjel, con esa risa humilde que lo caracteriza tanto, cuando Ana Cristina Aristizábal afirma que lo que más admira de él, además de su capacidad para devorar libros y de su culto a la palabra, es su memoria.

Memo es un hombre digno del respeto que brilla en las palabras de quienes tienen algo para decir de él. “Su vocación es inflexible, permanente”, comenta Juan José García, el director de Editorial UPB. “Sus obras forman parte del paisaje literario de la Universidad y del País”, agrega Henry León Estrada, director de Radio Bolivariana. Él solo se ríe, otra vez, como restándole importancia a sus tan merecidos logros. “Yo creí que la única que hablaba bien de mí era mi mamá. Y eso porque le tocaba”.

Cuando las palabras de admiración cesan, Memo empieza por fin a compartir de su obra. La más reciente, la que está presentando en esta Fiesta del Libro y la Palabra: El último huevo de la gallina. Cuenta que es una historia de dos judíos que se van a vivir a España, y de repente, sin que uno se percate cómo, termina hablando de la imaginación: “la imaginación es libertad”, expresa y luego agrega con descontento que “estamos olvidando cómo imaginar”.

Nos quedamos con las historias tristes, las que están cargadas de realidad, las que solo generan dolor. Se nos olvidó que el mundo “hay que mejorarlo no importa el calor que haga”. Nos estancamos en la Medellín enlodada de lágrimas y balas, de droga y prostitución. Sin percatarnos de que “hay más gente que baila y trabaja, que la que hace daño”.

Pero finalmente, que sean las historias que muestran el lado oscuro de Medellín las que ganan, nos demuestra que le permitimos a la violencia metérsenos en las venas. Que la dejamos, sin resistencia alguna, generar en nosotros miedo a soñar.

“¿Por qué no hablamos de las cosas buenas?” -Pregunta Memo, con voz de sugerencia- “¿Por qué no nos preguntamos sobre lo imposible?, ¿será posible que una hormiga baile?, ¿cuánto tendría que medir?, ¿qué tipo de música bailaría?”.

Necesitamos caer en cuenta de cuán abandonada tenemos a la imaginación, debemos recordar cómo imaginar para volver a soñar, para volver a tener discusiones imposibles. Esas, que a larga, logran los cambios que tanto necesitamos. Recordar, para poder salir al mundo con ganas de encontrar finales felices.

-Sara Betancur 


Todos los derechos reservados 

No hay comentarios:

Publicar un comentario